Como decía antes, el año nos guste o no, comienza en septiembre.
Preparar la casa para el invierno, hacer limpiezas a fondo, desembarazarnos de lo que ya no necesitamos, imaginar nuevos usos para las cosas que conservamos, o transformar habitaciones, cambiar la ropa ligera por la cálida y abrigada, organizar las cosas de los niños, que cada día tienen más y no se cómo, empezar a pensar en la Navidad (para los que seguimos esta tradición), en los regalos que queremos comprar, en los vestidos y conjuntos para ese día tan señalado…
Y carambas, lo deseamos pero no nos sentimos con fuerzas para hacerlo. Resulta pesadísimo, esforzado y sumado al trabajo, a nuestra familia, es como una montaña imposible de escalar así que, lo posponemos para más adelante. O si no se puede esperar, hacemos lo mínimo imprescindible y casi mal. Eso nos hace sentir poco eficaces y culpables, queremos escapar de esa sensación desagradable y pasamos el velo del olvido. Abandonamos deseos y sueños para alcanzar el refugio de lo ya conocido, lo simple por mil veces hecho. El mal humor o las escapatorias de cada uno, se hacen presentes y eso es lo que creemos que es nuestra vida.
Pues vaya plan.
O bien, la Reina de la Casa , llega y lo hace todo ella solita, para que la familia más tarde, aprenda a mantenerlo y así trabajando mejor para trabajar menos, se saquen de la manga largas horas para disfrutar juntos ( o casi) de un montón de actividades, situaciones o tal vez silencios, muy enriquecedores y satisfactorios.
Ahora una idea práctica:
Piensa en lo que usas más y en cómo lo usas y crea unos circuitos de trabajo (uso) más eficaces.
Por ejemplo: usas muchas camisetas y pocas camisas o blusas. Pues lava, plancha y repasa las camisas o blusas y bien dobladas, guárdalas sin apretar en cajas bien bonitas de su tamaño. Sube estas cajas al estante de arriba del armario y pon etiquetas, así sabrás sólo mirando que camisas tienes ahí para elegir la que deseas. Y con las camisetas, busca perchas que tengan en los extremos un poco de tejido antideslizante, y cuelga un par o tres juntas. Así tienes tus camisetas a punto para usar, sin tener que rebuscar en los cajones y encontrarlas tan arrugadas que ni te las puedes poner.
Si además, les das un toque de plancha, siempre estarán para lucir.
Otoño es un tiempo, que en la Naturaleza , es de reposo, de preparación para el estallido de la vida en primavera. A nivel emocional puede significar un tiempo para prepararse a las experiencias que deseamos vivir. Tal vez, si organizamos mejor las tareas de casa, nos quede tiempo para ir a un balneario urbano, o hacernos una mascarilla revitalizante cada fin de semana, o tomarnos un cafetito con nuestras amigas, o…
Aprovechemos el otoño, es un tiempo espléndido de abandonar lo que nos sobra y de prepararnos para lo que nos hace falta vivir.
Hasta prontito.