miércoles, 16 de marzo de 2011

EL ESPÍRITU BOHEMIO (EN LA MODA Y ALGO MÁS)

“Bohemio”  es una palabra muy sugerente, evoca el barrio de los artistas, personalidades especiales (a veces excéntricas), atractivas, enigmáticas. Evoca aventuras amorosas, creación, arte, libertad, rebeldía ante lo establecido, explorar lo desconocido, valor, amistad, complicidad, envidias, drama, pasiones.

No a todos les atrae el mundo bohemio, por supuesto. Pero a mí sí que me llama la atención. Debe ser porque yo también soy artista y me siento identificada.

Según las últimas tendencias de moda, el estilo bohemio es actual y así lo vemos en las colecciones. Combinar piezas de modo original, texturas, amplitud pero evocadora de las formas femeninas, complementos atrevidos pero sin llegar a ser exagerados. Una moda muy al estilo de cada una.

Esto que me gusta me lleva a reflexionar sobre el momento en que estamos viviendo ¿es posible extraer de esta filosofía de vida, información que nos sirva?
Pues sí. O al menos, bajo mi punto de vista.

Lo primero es, no hacer mucho caso de los demás ni de lo que dicen (incluidos los medios de comunicación, sobre todo) y analizar y percibir según nuestro propio marco de referencia personal, descolgándonos de esas ramas espinosas de crisis, muy mal, fatal, sin solución, desgracia, etc.

Usar lo que tenemos a mano a nuestro modo. Si tengo un buen servicio del que existe demanda, ofrecerlo persistentemente a pesar de la resistencia de aquellos que lo necesitan. Bueno, no se trata de convertirse en el vendedor pesado de turno, sino seguir buscando hasta que aparezca la oportunidad.

Estar alegres, esperanzados, vitalistas.
Los malos momentos se pasan, siempre. Hemos de aprender a convivir con ellos mientras duran impidiendo que se nos coman.

Hacer nuestro trabajo con pasión, entregándonos a él. Y si no nos gusta, buscar el que nos agrade de verdad. O si no se puede, buscar hasta encontrar, lo bueno que tiene el trabajo que desarrollamos ahora mismo.

Acordarnos de nuestros sueños, los grandes y los pequeños y determinarnos a que se cumplan, antes o después.

Ser inmunes a las críticas, a los desafíos, a la lucha. Y al contrario, dejarnos llevar por lo que sentimos de verdad, aprender a ser nuestra propia brújula.

Creo firmemente que estas actitudes bohemias nos pueden ayudar a mantenernos en la tabla mientras las olas de este mar crítico, nos zarandean esperando ahogarnos. Pues no. O por lo menos, a mí no.