jueves, 30 de septiembre de 2010

LA REINA DE LA CASA

Como decía antes, el año nos guste o no, comienza en septiembre.

Preparar la casa para el invierno, hacer limpiezas a fondo, desembarazarnos de lo que ya no necesitamos, imaginar nuevos usos para las cosas que conservamos, o transformar habitaciones, cambiar la ropa ligera por la cálida y abrigada, organizar las cosas de los niños, que cada día tienen más y no se cómo, empezar a pensar en la Navidad (para los que seguimos esta tradición), en los regalos que queremos comprar, en los vestidos y conjuntos para ese día tan señalado…

Y carambas, lo deseamos pero no nos sentimos con fuerzas para hacerlo. Resulta pesadísimo, esforzado y sumado al trabajo, a nuestra familia, es como una montaña imposible de escalar así que, lo posponemos para más adelante. O si no se puede esperar, hacemos lo mínimo imprescindible y casi mal. Eso nos hace sentir poco eficaces y culpables, queremos escapar de esa sensación desagradable y pasamos el velo del olvido. Abandonamos deseos y sueños para alcanzar el refugio de lo ya conocido, lo simple por mil veces hecho. El mal humor o las escapatorias de cada uno, se hacen presentes y eso es lo que creemos que es nuestra vida.

Pues vaya plan.

La Reina de la Casa enseña cómo hacerlo organizado, fácil e incluso divertido. Se puede motivar a los niños a cooperar, como un juego ya que este es su lenguaje básico, y a papá, que tiene otro lenguaje pero puede implicarse si se le pincha lo bastante…

O bien, la Reina de la Casa, llega y lo hace todo ella solita, para que la familia más tarde, aprenda a mantenerlo y así trabajando mejor para trabajar menos, se saquen de la manga largas horas para disfrutar juntos ( o casi) de un montón de actividades, situaciones o tal vez silencios, muy enriquecedores y satisfactorios.

Ahora una idea práctica:

Piensa en lo que usas más y en cómo lo usas y crea unos circuitos de trabajo (uso) más eficaces.
Por ejemplo: usas muchas camisetas y pocas camisas o blusas. Pues lava, plancha y repasa las camisas o blusas y bien dobladas, guárdalas sin apretar en cajas bien bonitas de su tamaño. Sube estas cajas al estante de arriba del armario y pon etiquetas, así sabrás sólo mirando que camisas tienes ahí para elegir la que deseas. Y con las camisetas, busca perchas que tengan en los extremos un poco de tejido antideslizante, y cuelga un par o tres juntas. Así tienes tus camisetas a punto para usar, sin tener que rebuscar en los cajones y encontrarlas tan arrugadas que ni te las puedes poner.
Si además, les das un toque de plancha, siempre estarán para lucir.

Otoño es un tiempo, que en la Naturaleza, es de reposo, de preparación para el estallido de la vida en primavera. A nivel emocional puede significar un tiempo para prepararse a las experiencias que deseamos vivir. Tal vez, si organizamos mejor las tareas de casa, nos quede tiempo para ir a un balneario urbano, o hacernos una mascarilla revitalizante cada fin de semana, o tomarnos un cafetito con nuestras amigas, o…

Aprovechemos el otoño, es un tiempo espléndido de abandonar lo que nos sobra y de prepararnos para lo que nos hace falta vivir.
Hasta prontito.



No hay comentarios:

Publicar un comentario